El papel del Oráculo en la sociedad griega antigua
El Oráculo de Delfos ocupaba una posición inigualable en la antigua sociedad griega, sirviendo tanto de autoridad espiritual como de fuerza orientadora en la toma de decisiones políticas y personales. Como portavoz de Apolo, se creía que la sacerdotisa Pitia canalizaba la voluntad del dios, ofreciendo profecías que determinaban el curso de las guerras, los esfuerzos colonizadores y las alianzas. Desde reyes y generales hasta ciudadanos comunes, gentes de todo el mundo griego viajaban a Delfos en busca de consejo divino, interpretando a menudo las crípticas respuestas del oráculo como señales del propio destino.
Más allá de la religión, el Oráculo desempeñaba un papel central en la diplomacia y el gobierno. Las ciudades-estado consultaban Delfos antes de fundar colonias o lanzar campañas militares, pues consideraban que la aprobación de Apolo era esencial para la legitimidad y el éxito. Su influencia se extendió mucho más allá de Grecia, atrayendo a gobernantes de Egipto, Lidia e incluso Roma, que buscaban el reconocimiento de los sacerdotes del santuario. El santuario se convirtió en un centro de arte, arquitectura y filosofía, donde las ciudades-estado competidoras de expresaban su devoción mediante grandes ofrendas y tesoros.